jueves, 22 de diciembre de 2011

Abajo los muros...

Miles de ladrillos apilados, reforzados y revestidos echados hacia arriba cual refugio de guerra, una barricada lista para poner el ladrillo a la bala con tal de que no llegue al pecho de su guerrero refugiado. Generando un aislamiento necesario para la preservación de aquello fundamental que se desea proteger. Como la muralla China que intentaba preservar a una sociedad entera de aquel hostil afuera.
Con el trascurso del tiempo lo hostil se dio la vuelta con aires de rendición, dandole lugar a la brisa, la música con sus danzas, los perfumes de las flores y de las comidas, hasta aquellas almas vivas buscando un otro con quien compartir sus virtudes y desdichas. Se toparon con una muralla, bien sabían ellos lo que significaba… Una barrera, un ruido en la comunicación, un otro interferido, imposibilitado, esclavizado por su creación defectuosa… Resultó ser que la muralla no solo aislaba el mal sino también el bien.
Esas almas vivas gritaron, cantaron, danzaron, lloraron con todas sus fuerzas esperando que un otro las escuche, las entienda vivas y se entienda a él inmerso en el peligro. Un peligro silencioso, tranquilo y protegido de la vida; un anestesiado peligro inminente que con la muralla como inyección paralizante inhibía aquella capacidad de reacción, adrenalina, que cualquiera utilizaría como mecanismo de defensa para no caer en las garras de la dejadéz, en el solitario mundo de una respiración que se choca con una barrera, de unos ojos que se cansan y se cierran para volverse a abrir y contemplar aquel ladrillo reforzado, frío al tacto y con olor a vieja historia. Historia hostil de cuando un otro lucho y volvió a respirar al paso que se escabuyó tras la fortaleza. ¿Sabrá aquel un otro que afuera el mundo lo aclama? Es que ya conocen su lucha, ahora quieren conocer su corazón. ¿Sabrá aquel un otro que el histórico hostil afuera son ahora brazos abiertos, sonrisas y perfumes libres? Es que la gente quiere verlo felíz, y compartir sus vidas. ¿Sabrá aquel un otro que afuera también se sufre? Es que la gente danza y canta pero también llora, hasta eso se comparte. ¿Sabrá aquel un otro que la muralla China al ser derrumbada mostró un afuera cambiado reflejando un adentro que se privó de crecer?