martes, 8 de junio de 2010

Perder algo por el camino…

Los afortunados la poseen, los que no, la buscamos en todos lados. Debajo de la cama, quizás en un rinconcito acurrucada, entre la ropa sucia o en la alacena. Dicen que el que busca encuentra y, al parecer, no sabemos buscar. En el trajín del día, con nuestra agitada rutina perdemos cosas por el camino. ¡Ahí pues! En el montón de papeles que traje de la oficina, allí debe estar. ¿Qué no lo ves? No sabemos buscar. Hoy lave los pisos pero no la encuentro, ni en el destello del mismo. Escribo un poema dejando constancia de mi búsqueda, e intento recordar cuando fue la ultima vez que la ví… ¡Estaba en el subte, sí! Allí la tenía. Allí lo tenía.
Me llene de un vacío helado. Sí, lo había recordado.
Decidí irme a acostar, apague las luces y la amarga noche me aplastaba cada vez más… “Una semana mi vida, es tan sólo una semana”. Y así me quede dormida, con esa frase entre las sábanas.
A la mañana siguiente puse en marcha el “Plan B”, entonces agarré lápiz y papel: “Se ofrece gran recompensa a aquel que consiga traerla de vuelta. Comenzó el exilio aquella madrugada, cuando yo me encontraba defraudada. Y, ella, sin decir nada, abandono mi cara; sintiéndome yo, una desdichada.”


“ELLA”, en busca de su sonrisa.

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