Ah, ¿Quién me salvará de existir?
(Fernando Pessoa)
Dijo el fulano presuntuoso: hoy en el consulado obtuve el habitual certificado de existencia. Consta aquí que estoy vivo; de manera que basta de calumnias. Este papel soberbio, irrefutable, atestigua que existo.
Si me enfrento al espejo y mi rostro no está aguantaré sereno, despejado... ¿No llevo acaso en la cartera mi recién adquirido, mi flamante, certificado de existencia? Vivir, después de todo, no es tan fundamental. Lo importante es que alguien devidamente autorizado certifique que uno probadamente existe.
Cuando abro el diario y leo mi propia necrológica me apena que no sepan que estoy en condiciones de mostrar dondequiera y a quién sea un vigente, prolijo y minucioso certificado de existencia.
Existo, luego pienso.
¿Cuá´ntos zultanos andan por la calle creyendo que están vivos cuando en rigor carecen del genuino, irremplazable, soberano certificado de existencia?
(M. Benedetti)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Son excelentes los textos que subis ♥
ResponderEliminar