lunes, 18 de julio de 2011

Sueño

La mano inquisidora mece la cuna, donde el niño sueña con la libertad. En su sueño ve un gorrión logrando escapar de la jaula, vuela con gran gracia, jugando con las nubes, esponjosas y húmedas. Volando se eleva majestuosamente y se esconde en los rayos del sol, con gran velocidad baja para tomar agua, cuando escucha un gran estruendo, en picada comienza a caer, ve como el suelo se acerca, hasta que lo golpea.
El cazador corre en busca de su presa, sonriente y victorioso. Lo levanta del piso con una mano, pero se le resbala de la mano, un poco molesto vuelve a realizar dicha acción, y esta ves cuando lo levanta, el gorrión cobra un peso increíble y lo tira para abajo, haciendo que el cazador se golpe la cara con la tierra.
Sin entender el cazador se levanta y acomoda su gorra, al levantar la vista, aquel gorrión que había disparado, no estaba mas, y en su lugar una imponente águila yacía ante sus pies, observándolo, con aquellos ojos amarillos penetrantes, tan penetrantes que el cazador cae de rodillas con dos grandes balazos en su pecho. El águila vuela hacia la rama de un árbol cercano y observa como el cazador se desangra.
Del la piel del cuerpo sin vida, comienzan a salir puntos negros, que después de segundos se convierten en plumas.
De entre la ropa sale un cuervo, negro como la oscuridad misma. Éste clava su vista al águila, que también lo estaba mirando. Sus miradas chocan generando una gran explosión en la que tanto águila como cuervo salen volando. Al reincorporase en el aire, se buscan para que comience su gran batalla. En la misma dirección el águila y el cuervo vuelan a toda velocidad aleteando fuertemente, generando grandes tornados y huracanes donde los hombres vivían.
El choque se produce de ambos cuerpos, el cuervo pica fuertemente al águila y le lastima el cuello produciéndole una herida profunda, pero el águila con sus garras logra arrancarle un ojo. Mientras se lastiman constantemente, en un nido cercano se escucha el llanto de un fénix, que muy enojado sale de su guarida secreta, para parar este armagedón, sin percatarse de que otro cazador lo estaba buscando. Para cuando llego ambos ya estaban muy lastimados y a punto de morir, pero con sus lágrimas, curo sus heridas. Hizo que resolvieran sus diferencias, y en el momento de la unión, el cazador escondido dispara tres veces, hiriéndolos. Lanza su red y los logra capturar, al llegar a su casa sus presas ya estaban muertas.
Al pasar unos días su casa ya tenia tres trofeos nuevos: La libertad, la sensatez y la opresión.
El niño exaltado se despierta y comienza a llorar. Su madre lo toma en brazos y le dice: “tranquilo mi amor, fue solo un mal sueño”.   (Giovanni Roncoroni)

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